El libro de Piketty: Ricos y pobres

 

Es sin duda el libro que más ha dado que hablar en los foros económicos de los últimos años: “El capital en el siglo XXI” de Thomas Piketty, economista francés profesor en la Ecole d’économie de Paris.

Son 950 páginas hablando de economía, pero se leen bien. En ningún momento atosiga con cifras o modelos matemáticos y está claro que está destinado a un lector interesado en la materia, ciertamente, pero no necesariamente experto ni versado en economía. El autor busca (y, en mi opinión, consigue) que cualquiera pueda seguir sus argumentos con interés y de forma entretenida. (Et bien sûr, je recommande la version originale en français…)

Su principal argumento es el siguiente: hasta ahora hemos estado creyendo ingenuamente que la economía de libre mercado ayudaba no sólo a generar riqueza, sino también a que ésta se fuera repartiendo más equitativamente. En «la tierra de las oportunidades” de los países capitalistas (EE.UU sería el prototipo) cualquiera puede ascender en la escala social si trabaja duro y con una adecuada combinación de brillantez y fortuna. Pero Piketty nos dice que no es así. Lo «natural», en este tipo de economías, es que aquel que tiene un patrimonio considerable le pueda sacar un rendimiento de, aproximadamente, el 5% anual. Y por otro lado la economía crece a un ritmo más pequeño, sobre el 2% anual. Esto hace que el patrimonio de los ricos crezca más que la economía en su conjunto y que, por lo tanto, aumenten las desigualdades.

El autor nos da su solución al problema. No se trata de promover el crecimiento de la economía, de tal manera que aumenten las posibilidades de cada uno de ir subiendo en la escala social. Piketty da un poco la batalla por pérdida en ese frente. Piensa que será difícil crecer por encima del 2% a largo plazo. Y se basa en datos históricos para decir que, si esto nos parece poco, es porque en la segunda mitad del siglo XX hemos estado “mal acostumbrados”. Un crecimiento demográfico inusual en la Historia y un gran desarrollo económico en parte debido a la necesaria reconstrucción tras las Guerras Mundiales, han provocado unas tasas de crecimiento que, según él, fueron únicas y difícilmente repetibles a largo plazo. Por tanto, la solución para evitar que las desigualdades sigan creciendo es que el Estado asuma el papel de repartidor de la riqueza. Por un lado con un impuesto sobre ingresos progresivo (como la mayoría de países ya tienen) y por otro, esta es la novedad del libro, con un Impuestos sobre el Patrimonio también progresivo y que se ponga en marcha a escala mundial, para evitar competencia fiscal entre países. Me pareció interesante leer que el impuesto sobre el Patrimonio está muy poco extendido en el mundo. España es, junto con Francia, de los pocos países que lo tiene.

El libro está lleno de gráficos y tablas que nos explican los datos de forma bastante didáctica y sencilla. Si tuviera que elegir uno a modo de resumen, cogería el que indica cómo se reparte el patrimonio (inmuebles, acciones de empresas, dinero, etc.) de una serie de países en distintos momentos históricos. Me parece interesante porque, así como se pueden leer con relativa frecuencia estudios sobre el reparto de los ingresos anuales (cuánto cobra cada parte de la población de un país) es más raro encontrar una distribución por riqueza total poseída:

Tabla de distribución del patrimonio

Esta tabla muestra el reparto patrimonial de cuatro sociedades en momentos distintos. Así, por ejemplo, la cuarta columna da los datos de reparto en la Europa del año 2010 (existe lo que Piketty llama una desigualdad «moyenne-forte», media tirando a alto). La quinta columna es el reparto en Estados Unidos en 2010 (Piketty lo considera una desigualdad grande) y la última columna muestra cómo era el reparto en la Europa de los años 1910 (una desigualdad muy grande).

Me parece especialmente interesante comparar la Europa de 1910 con la de 2010. Hay algo que no ha cambiado: el 50% de la población más pobre, con menos patrimonio, tiene solamente el 5% del patrimonio total.

Pero donde se produce un cambio significativo es en las propiedades que tienen el 10% más rico y el 40% que podríamos llamar medio (es decir los que están entre el 10% mas rico y el 50% más pobre). En Europa, este 40% medio tenía en 1910 tan sólo el 5% de las propiedades mientras que en 2010 tiene el 35%. Este avance lo han conseguido a costa del 10% más rico, que poseían en 1910 el 90% del patrimonio y en 2010 sólo el 60%.

Son datos interesantes, que reflejan en cifras cambios sociológicos que probablemente hemos advertido en la vida real, pero que son difíciles de plasmar en números.

La línea argumental del libro es que la desigualdad era muy grande en torno a 1910 pero que se redujo mucho con las Guerras Mundiales. Por un lado porque al destruirse tanto patrimonio muchas grandes fortunas perdieron su capital y por otro lado porque se pusieron en marcha impuestos de la renta progresivos y con un tipo máximo muy elevado para los últimos tramos (del 90% o más en Reino Unido, EE.UU y Alemania, por ejemplo). En cambio a partir de los años 80 se redujeron estos tipos, hubo una tendencia a liberalizar la economía y se privatizaron muchas empresas estatales. Todo contribuyó a una nueva acumulación de fortunas y a un volver a una situación parecida (que no igual, como ya indicado) a la de un siglo antes.

El país más analizado es Francia, según Piketty por la sencilla razón de que es la nación con mayor y mas antigua base de datos sobre la materia. Pero otros países son también estudiados con bastante profundidad (EE.UU y Reino Unido sobre todo) mientras que los datos de muchos otros (Alemania, Japón, países Nórdicos, Italia y, en menor medida, España) sirven para calibrar en qué medida siguen la corriente central representada por Francia y el Reino Unido. Entre los muchos datos, cito algunos que se repiten con más frecuencia. Actualmente, el ingreso medio anual por habitante en estos dos últimos países es de unos 30.000 euros (incluye impuestos pagados) y el patrimonio medio por habitante en ambos países es de unos 180.000 euros, es decir, seis veces el importe del ingreso anual. Este patrimonio medio se compone en general de un inmueble por la mitad del total y otros activos (dinero, acciones, etc.) por la otra mitad.

El libro también afronta tópicos. Por ejemplo: ¿va a China dominar Europa en unos cuántos años? no parece el caso, nos dice Piketty. ¿Poseen los países ricos mucho capital fuera de sus fronteras? no mucho, responde, pues se compensa con lo que los extranjeros tienen en el suyo propio. Sus muchos datos dan una visión a muy (¡pero que muy!) largo plazo de algunos temas como la demografía y el crecimiento económico y hace unas reflexiones muy interesantes en el último capítulo sobre la problemática de la elevada deuda pública de los países y las alternativas para reducirla. Echo en falta un mayor énfasis en la necesidad de potenciar el crecimiento económico de la economía de mercado como remedio prioritario de las desigualdades, pero lo que está claro es que este libro marcará los debates sobre este tema por muchos años.